La utilidad de la computadora radica en que acrecienta las oportunidades de progreso al ejercitar la atención, la memoria, arriesgar hipótesis y verificarlas, jugar con el ensayo y el error, aumentar el diálogo con el docente. Promueve otra mirada sobre el error al permitirle reflexionar sobre los mismos, tolerar la frustración, querer corregirlos y generar conflictos cognitivos y socio-cognitivos susceptibles de ser solucionados en el contexto de la actividad.
Pero en estos casos, más que en otros, las propiedades mencionadas dependen de la metodología empleada, por sobre las virtudes de los programas seleccionados. Por eso requiere que el profesional aporte una intervención pedagógica acertada, prudente, dentro de la denominada por Vigotsky, “Zona de Desarrollo Próximo”. Se requiere un marco teórico coherente y claro, con respeto por la lógica del sujeto.
Como nos estamos refiriendo al recurso informático, es indispensable hablar de los programas. Los programas no son terapéuticos por sí mismos, un utilitario estándar (procesador de textos, planilla de cálculo, correo electrónico, chat, presentadores, navegadores) puede ser un “programa didáctico” y constituir un factor de progreso, si es utilizado en forma adecuada. También es amplia la gama de programas educativos y actividades existentes, tanto comerciales como gratuitos.
El valor de la informática:
En escritura: el usar el teclado en lugar de “dibujar” las letras, la prolijidad del resultado: legible y estético y la corrección de errores, que siempre es posible.
En lectura: presentaciones multimediales interactivas. Mensajes necesarios para continuar una actividad. Intercambio significativo por correo electrónico o interpretación de textos de páginas Web.
En matemáticas: la ejercitación de operaciones en forma amena e independiente, la resolución de problemas.
Los tiempos los pone el sujeto, el programa está ahí, esperando, sin cara de impaciencia ni de re-pregunta. Las posibilidades que brinda un procesador de textos: permiten verificar, corregir, probar, etc. El esfuerzo se regula en la interacción, según los resultados que va consiguiendo. La seguridad aumenta con los éxitos.
Hay niños integrados en la educación común gracias al hecho de poder disponer de una computadora personal como “cuaderno electrónico”. Adultos que trabajan de modo tal que en el resultado no hay diferencia observable ni “huellas” de su discapacidad. Jóvenes que llevan una vida social rica y variada, estudiando y trabajando, gracias a las posibilidades de lectura, escritura y comunicación en general.
Fuente: Prof. Jarmila M. Havlik
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